La oralidad tiene garantía en el pueblo. Hay que saber escuchar.

lunes, 22 de noviembre de 2010

“o pobo que deixa perder a súa palabra” 
por Manuel María (Os lonxes do solpor, 1993) 

O pobo que deixa perder a súa palabra creada, herdada, usada, revelada, aquela que lle é propia e singular, a que é unicamente súa, está empobrecendo o mundo e perpetrando o seu propio xenocidio. Ese pobo vil ollará aniquilada a súa lembranza e o seu nome indigno borrarase, sen máis, do universo: hai agresiós á beleza e ao espírito que a vida non tolera nin perdoa.

martes, 13 de julio de 2010

RESQUEMORES

RESQUEMORES
Valentín le temía al fuego, porque conocía el amor.
“Por eso, quémate en el fuego fatuo,
báñate en el verde lugar
pero vuelve pronto a casa
sana y salva.”
'Marilyn, la cenicienta y las mujeres
Charly García





Mi bisabuelo tenía
fuegos fatuos en el alma
que iban trillando su rumbo
igual que las luces malas
Tenía del fuego el misterio
de pasión acumulada
con hijos bajo sigilos
de noches enamoradas.
Cuando las canas vinieron
y el fuego se hizo amenaza
los fantasmas se tornaron
los barrotes de su cama
 Entonces desesperado
 por la mujer que el amaba
gritaba que un fuego entero
le iba consumiendo el ansia.
Mi bisabuelo murió
pronunciando dos palabras
el nombre de su mujer
y en un susurro... fogata


Diario de campo                Cuentos de familia. 1936


Valentín , mi bisabuelo, en sus últimos años le temía al fuego. Deliraba en su cama pidiendo ayuda para que las llamas no le llegaran. Su propio infierno fue perder a Isabel.
Hay amores que matan dicen la gente y es cierto. No olvidar es una forma de morir porque no deja espacio para el mañana.
Los fuegos fatuos, las luces malas, le llenaron el alma de apariciones y tanteaba buscando entre los rincones esa tenue figura que tanto amaba.
Sin saberlo, construyó una fogata de resquemores contra su propio fuego y batalló hasta el último instante por no quemarse solo en un amor de dos que ya no era.

La leyenda nos narra los fuegos fatuos del campo. Dicen que donde brillan hay almitas clamando luz...

lunes, 12 de julio de 2010

FOGATAS DE ODIO.





FOGATAS DE ODIO
 
Hay fogatas de odio, pero son momentáneas
vienen acompañadas de una lucha cansada;
de repente, una chispa en el aire dispara
y la lucha se torna otra vez renovada.

Esas fogatas tienen llamaradas azules
tornasoles de iras, maldiciones airadas
son fogatas inmensas de leñitas ahogadas
en la rabia que tiene la impotencia estrenada.

No hay que apagar los fuegos de las fogatas malas
porque de ellas se sale  con el alma templada,
de esas mismas fogatas va surgiendo calmada
la mirada serena de piedad cotidiana.
Susana Yáñez Latorre

Diario de campo. Campamento chaqueño.                                         Sin fechar


Es tan triste cargarte como un mal pensamiento… Pronósticos de ira dan las nubes aguadas y amenazan calmarme si apagan mi fogata.
Pero es tan grande el  fuego que me sale del alma que no puedo medirlo, ni explicarlo, ni nada. Solo quiero que explote en crujido de ramas y en crepitar de voces que me clamen venganza.
He tirado hacia el fuego laureles y hojarasca para que el ruido aturda las pasiones turbadas encontrando el sonido que me lleve a olvidarlas.
Que linda esta tormenta, que lindo croan las ranas y que bueno es sacarse todo el odio del alma.
Apenas las gotitas van llorando su carga, la fogata desprende un olor de pitanga. Voces de mis ancestros vienen para aplacarla, nanas, cantos de grillos, brujas, duendes y hadas.
Vuelvo a la calma chicha de mi siesta bonanza y puedo delinearte dentro de mi nostalgia. No necesito odiarte para saberte nada, necesito este fuego que la lluvia me apaga.
Tengo rota la ira, la camisa mojada, los dedos ateridos, las botas embarradas y un  sueño alicorado de fresas endulzadas.
Que linda esta tormenta, que lindo croan las ranas y que bueno es sacarse todo el odio del alma.