La oralidad tiene garantía en el pueblo. Hay que saber escuchar.

sábado, 31 de octubre de 2009

LA LUNA COMO OBJETO DE ESTE ESTUDIO.

La Luna desempeña un importante papel en las iniciaciones donde aquel que se inicia se convierte en “un hombre nuevo” o adquiere un rol social que lo habilita a continuar la vida dentro de su comunidad.
Generalmente, los ritos iniciáticos son secretos y se realizan al llevar a una etapa determinada de la vida, tan secretos como puede ser también la asignación del nombre verdadero o las palabras de rol.
Entre otros, los Ona, consideraban las manchas de la luna como huellas dejadas sobre la cara lunar por las bofetadas que el sol le dio a su esposa porque esta reveló secretos de la iniciación.
Coluccio, Félix. Diccionario de Creencias y Supersticiones. Bs. As. Corregidor (1984: p. 251).
Muchos pueblos desde tiempos antiguos han iniciado sus integrantes presentándoles al nacer ante los astros que consideraban sagrados.
Los Pieles Rojas, tenían una oración dirigida a las potencias de los cielos para la seguridad del niño desde la infancia hasta la vejez. El día octavo después del nacimiento de un niño Omaha y antes de que recibiera el nombre, el hechicero presentaba el niño al cosmos recitando el siguiente parlamento:
"¡Oh! vosotros, Sol, Luna, Estrellas y todos los que os movéis en el firmamento, os suplico que me oigáis!
a  vuestro seno ha venido una nueva vida, Consentidlo! os lo imploro, allanad su camino para que pueda llegar a la cima de la primera colina!"
Harris Salomón, Julián. Arte y costumbres de los Pieles Rojas. Barcelona, (1945: 224). 
Existen varias creencias relacionadas con la luna y el embarazo, en parte por la determinación de contar el tiempo en lunas y afirma la creencia popular que "si la mujer embarazada llega a completar diez lunas de embarazo hay derecho a esperar el nacimiento de un gran hombre"
Coluccio, Félix Diccionario de Supersticiones Bs. As. Corregidor (1984: p.182) Vicuña Cifuentes, Julio Mitos y Supersticiones. Estudios del Folklore chileno. Santiago Nascimento (1947: p.163).
Se cree además que una mujer que conciba estando la luna es su fase nueva, parirá un niño mientras que si fase es el último cuarto menguante, será niña.
Se releva para Santiago de Chile que "los padres pueden saber en cualquier tiempo el sexo del hijo que ha de seguir al último nacido. Si este vino al mundo cuando la luna estaba en menguante, el que le siga será de su mismo sexo y de sexo diferente si la luna estaba en creciente. Esta ley la formulan así: Menguante, semejante, creciente, diferente" .
Vicuña Cifuentes, Julio Mitos y Supersticiones. Estudios del Folklore chileno. Santiago Nascimento (1947:  p248).
En el siglo XVIII la Astrología  estaba tan vinculada a los nacimientos que era común, sobre todo entre la clase pudiente, la consulta a un astrólogo que diría bajo que constelación nacería el niño y marcaría la influencia lunar sobre dicho momento.
En el Libro de los Destinos, cuya propiedad fue atribuída al Emperador Napoleón, encontrado en 1801 en una de las tumbas reales del Alto Egipto cerca del Monte Libico, se dan pronósticos completos sacados de las fases de la luna que marcan el carácter del niño y sus futuras actividades.
La luna se consideró un elemento potente, tanto cuando está presente como cuando desaparece. El temor a los eclipses es uno de los elemntos más estudiados por el folklore etnográfico.
Figura para el antiguo México la idea de que los niños nacidos durante un eclipse de luna se convertirían en ratones.
Nicolay, Fernando. Libro de las Creencias. Bs. As. (1946: p. 218).
En Chile, las personas que muestran en la cara una mancha oscura, entre negra y violácea, nacieron según se cree con este estigma porque sus madres durante el embarazo tuvieron la imprudencia de contemplar algún eclipse de luna o sol. Vicuña Sifuentes, Julio  Mitos y Supersticiones. Estudios del Folklore chileno. Santiago Nascimento (1947; p. 167).
La República Dominicana tiene también esta superstición. Andrade, Manuel José Folklore de la República Dominicana. Universidad de Santo Domingo. Montalvo. T. II (1948: p. 576).
En Venezuela, si la mujer embarazada ve un eclipse, el niño nacerá con una mancha roja en la cara. Acosta Saignes, Miguel Estudios de Folklore Venezolano. Facultad de Humanidades y Educación. Universidad de Venezuela. Caracas (1962: p. 145).
En la Europa Medieval, regiones como la Baja Bretaña, consideraban que la luna era capaz de hacer concebir a una mujer y para contrarrestar el peligro, las jóvenes ponían especial cuidado de no salir de noche y de hacerlo debían cubrirse la cabeza.  La luna también castigaba a las muchachas bretonas que no se ocultaran para hacer sus necesidades, haciendo que concibieran sin tener relaciones.
Esta potencialidad lunar es reconocida por muchas culturas. Los esquimales piensan que con solo mirar de frente la luna llena, una mujer puede concebir. Para ellos, existe el espíritu de la luna que tiene facciones humanas y el poder de hacer fecundas o estériles a las mujeres.
Señora de "todas las cosas vivas", la luna ha tejido todos los destinos y en el velo cósmico se encuentra inscripto el porvenir de los hombres. Este es el velo que lleva Isis, diosa lunar de la fecundidad.
Homero en la Odisea nos presenta las hiladoras lunares, las Moiras. Con la rueca y el huso en la mano, van hilando el hilo de la vida.
El hombre ha tratado en todos los tiempos de prolongar ese hilado y busca para ello diversas protecciones.
Aún hoy puede relevarse en nuestro país una presentación formal del recién nacido a la divinidad celeste.

No hay comentarios: