La oralidad tiene garantía en el pueblo. Hay que saber escuchar.

domingo, 4 de julio de 2010

Elixires. Fogata de olores.









ELIXIRES
He traído naranjas amargas


del naranjo silvestre del río


y al pelarlas coloco  su cáscara



sobre el fuego que tengo encendido.



Se apretujan soltando dorados



vapores de olores perdidos



que dejan en canje


fantasmas que llegan y otros que han partido



De este fuego de azares furtivos



de este aroma de encanto ambarino


me perturba el perfume robado


al naranjo silvestre del río.
Susana Yáñez Latorre






Comunidad Mbya. 1989
Diario de Campo. Filomena Grande. Rio Negro.
He visto como Petrona alimenta su fuego. El fuego de los mbya nunca se apaga, continúa siempre bajo y neblinoso desparramando un olor que impregna la ropa.
Dicen que ni se apaga ni se presta, no trasladan su fuego y lo encuentro normal. El fuego es como las pasiones a las que uno da vida y no quiere prestar. Cuando se van es porque hemos decidido no alimentarlas y dejar que se apaguen como una fogata en abandono.
Petrona va dando forma entre sus manos callosas a unas tortas que tira sobre las brazas y cuando están cosidas, las sacude y las coloca a un costado.
Pienso si alguna vez habrá vibrado en una gran fogata o si toda su vida habrá mantenido las pasiones sobre el humo inquieto y resinoso que la envuelve.
Me mira y sonríe. Esa es su fogata, la risa bondadosa y chispeante que me otorga.


No hay comentarios: