ELIXIRES
He traído naranjas amargas
del naranjo silvestre del río
y al pelarlas coloco su cáscara
sobre el fuego que tengo encendido.
Se apretujan soltando dorados
vapores de olores perdidos
que dejan en canje
fantasmas que llegan y otros que han
partido
De este fuego de azares furtivos
de este aroma de encanto ambarino
Comunidad Mbya. 1989
Diario de Campo. Filomena Grande. Rio Negro.
He visto como Petrona alimenta su fuego. El fuego de los mbya
nunca se apaga, continúa siempre bajo y neblinoso desparramando un olor que
impregna la ropa.
Dicen que ni se apaga ni se presta, no trasladan su fuego y
lo encuentro normal. El fuego es como las pasiones a las que uno da vida y no
quiere prestar. Cuando se van es porque hemos decidido no alimentarlas y dejar
que se apaguen como una fogata en abandono.
Petrona va dando forma entre sus manos callosas a unas tortas
que tira sobre las brazas y cuando están cosidas, las sacude y las coloca a un
costado.
Pienso si alguna vez habrá vibrado en una gran fogata o si
toda su vida habrá mantenido las pasiones sobre el humo inquieto y resinoso
que la envuelve.
Me mira y sonríe. Esa es su fogata, la risa bondadosa y
chispeante que me otorga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario